• Tras prospectar la zona entre jueves y viernes pasado, los investigadores de la Universidad de Antofagasta y del CIAM detectaron que los niveles de oxígeno en el agua son los normales para este período del año en Mejillones.
  • La hipótesis de los especialistas es que el aumento en la densidad de la población de anchoveta, y el efecto de los predadores de ésta, son los factores que estarían generando las varazones y depósito de anchovetas en el fondo marino.
  • El grupo iniciará hoy lunes un programa de monitoreo diario en la bahía, por tiempo indefinido, con seis puntos de muestreo y control.

Lunes 23 de mayo. La concentración de oxígeno disuelto en la columna de agua de la bahía de Mejillones se encuentra en los parámetros normales para esta época del año, es la conclusión principal de las dos jornadas de prospección oceanográfica que científicos de la Universidad de Antofagasta y el Centro de Investigación Aplicada del Mar (CIAM) desarrollaron entre jueves y viernes pasado en busca de respuestas al fenómeno de varazones registrado en las costas de Mejillones.

Con esto toma fuerza entre los especialistas la hipótesis de que el efecto de la densidad de las agregaciones de la anchoveta dentro de la bahía -muy cercanas a la costa-, además de la interacción de los predadores de ésta, que habitualmente hieren y estresan a los cardúmenes, son los factores que explicarían las varazones y el depósito de anchovetas en el fondo marino.

En efecto, la madrugada de este lunes, los investigadores del CIAM constataron una masiva presencia de jurel, un común predador de la anchoveta, en la zona de pesca artesanal frente a la bahía de Mejillones.

“Sin embargo, no es posible aún descartar el factor oxígeno”, advierte Jorge Oliva, Director Científico del CIAM, pues la variabilidad en los valores registrados ha sido alta en las últimas jornadas.

Por esto, los investigadores iniciaron hoy lunes un programa de monitoreo diario de las condiciones oceanográficas de la bahía, con seis puntos de muestreo y control, que permitan contar todos los días con datos nuevos y proyectar así la tendencia del período.

“Es crucial esto, porque en caso de detectarse procesos de surgencia muy activa en la bahía -esto es, aguas ricas en alimento para fitoplancton pero pobres en oxígeno-,  se podrían generar bajas importantes de oxígeno y por consiguiente, la hipoxia de la anchoveta”, explica Oliva.

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