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La Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) creó el primer protocolo en Chile que busca disminuir la captura incidental de mamíferos marinos y entrega directrices respecto de su manipulación a bordo de embarcaciones en la pesquería industrial con cerco en el norte de Chile. Lobos marinos (otáridos), delfines (cetáceos menores), y ballenas de barba y cachalotes (cetáceos mayores) se cuentan entre las especies que resguarda esta normativa, la que se aplica en las aguas marítimas de las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta.

Las reglas del protocolo -que contiene una fase preventiva y otra reactiva- están dirigidas a la reducción de la captura incidental, minimizando la probabilidad de interacción de los mamíferos marinos con el arte de pesca, así como instrucciones de manipulación segura si estos llegan a bordo. Según datos científicos y el monitoreo que realiza el Instituto de Fomento Pesquero (Ifop) a través de su programa ‘Observadores a bordo’, la frecuente interacción entre las especies y las naves industriales cerqueras les provoca, en algunas ocasiones, daños asociados al estrés, heridas severas e, incluso, la muerte.

En el proceso de elaboración del protocolo -que comenzó el año pasadoparticiparon activamente representantes de diversas entidades: Subpesca, Sernapesca, Ifop, comités científicos, gremios de la pesquería con cerco, Universidad de Valparaíso y ONG Eutropia. La Subsecretaria de Pesca y Acuicultura, Alicia Gallardo Lagno, explicó que una de las mayores amenazas para la sustentabilidad de las pesquerías a nivel mundial son los descartes. En ese sentido, se encuentran muy satisfechos con este protocolo y agradeció la colaboración y participación de distintos organismos y actores.

En tanto, el profesional de la Unidad de Biodiversidad y Patrimonio Acuático de Subpesca, Jorge Guerra, enfatizó que ‘este grupo particular de animales es fundamental para la salud de los ecosistemas. Son depredadores de alto nivel trófico, y su buena representación en el ecosistema redunda en la salud del ambiente y, por lo tanto, en la productividad y la sostenibilidad de estas grandes pesquerías en la zona norte de nuestro país’.

La fase preventiva del protocolo -cuyo objetivo es evitar la captura incidental de los mamíferos marinos y la interacción del arte de pesca (cerco) con estas especies- obliga, entre otros aspectos, a que los tripulantes mantengan una vigilancia activa del entorno de la nave durante las faenas pesqueras. Asimismo, exige comunicar a capitanes de naves cercanas sobre la eventual presencia de delfines o ballenas en el lugar. La fase reactiva, en tanto, busca garantizar la manipulación segura de los delfines y lobos marinos que eventualmente lleguen a la cubierta de la nave, con el fin de poder liberarlos a su medio, con la mayor probabilidad de sobrevivencia.

En este caso, la norma exige que la embarcación cuente con un lugar apropiado para el manejo seguro del ejemplar y la tripulación, a través del porte de implementos y utensilios simples.

Fuente: Diario El Longino

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